Evaluación

Orígenes y evaluación de PROTEGO

La primera edición de PROTEGO fue desarrollada por la asociación PDS, Promoción y Desarrollo Social, en 2001 en versión catalana. En 2004 se editó una versión castellana revisada. Desde entonces, ha ido incrementando su cobertura nacional e internacional, con adaptaciones para otros países, al tiempo que ha servido de base para el diseño de otros programas. Actualmente forma parte de la base de datos de buenas prácticas europeas (EDDRA) y del registro online de intervenciones basadas en la evidencia (Xchange) del Observatorio Europeo de las Drogas. Entre 2014 y 2016 el programa PROTEGO fue evaluado con metodología experimental, con la colaboración de diferentes organizaciones públicas y privadas de las Comunidades Autónomas de Andalucía, Cataluña, Madrid y Valencia, mostrando su eficacia para mejorar las habilidades parentales. En el año 2017 se editó la actual versión actualizada y ampliada del programa, que incorpora mejoras derivadas de su evaluación.

Los resultados avalaron la efectividad del programa PROTEGO para producir cambios positivos y duraderos en las habilidades parentales de las familias. Asimismo, el 95% de las madres y los padres que recibieron el programa manifestaron mejoras en su funcionamiento familiar y/o en la conducta de sus hijos/as tras la aplicación. Hubieron cambios positivos en todas las variables estudiadas, en especial en las habilidades de comunicación familiar y en la gestión de los conflictos en la familia, así como la vinculación entre padres e hijos. Además, éstas y otras mejoras se mantuvieron sin cambios significativos 1 año después de recibir la aplicación del programa.

Por otro lado, a diferencia de los programas de prevención escolar que suelen producir efectos más marcados en los chicos que en las chicas, se ha observado que los programas de prevención familiar tienen un alto impacto en ambos géneros. El siguiente enlace da acceso al vídeo (en inglés) Gender sensitive drug use prevention de Giovanna Campello (UNODC), donde se comenta este aspecto. 

En las chicas el vínculo familiar y la supervisión familiar parecen influir en mayor medida que en los chicos. En este sentido los programas como PROTEGO, orientados a fomentar las habilidades parentales, pueden contribuir a disminuir la brecha de desigualdad de género en la prevención del uso de substancias.

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